martes, 5 de abril de 2011

Entre las cosas

Lo que la muchachita de los pies con escamas no sabía era que en todo ese desorden de papeles, ropa, platos y plantas en el que vivía se escondía algo grandioso, algo que " eterno andaba por allí, algo que había sido, era y sería siempre igual a sí mismo". Ella sólo se dedicaba armar cigarros de tela, a fumarlos en una postura conscienzuda y leer aquellos libros que se acumulaban en sus prioridades.
Alguna vez había hecho alguna otra cosa. Pronto se aburrió, se hastió del trabajo y de las personas de piel viva y decidió transformarse en un fantasma para el mundo, guarecerse de lo conocido hasta entonces y de las falsas y absurdas obligaciones. Se dijo que la única importante era la suya consigo misma y su plenitud del cuerpo, la plenitud de las posiciones y el humo espeso que desprendían sus cigarrillos de tela. Dejó de estudiar, dejó de trabajar y se encerró en su casa como una ausencia en el mundo. Se transoformó una ausencia del mundo de piedra, se transformó en un hermitaño desconocido entre las pocas paredes de su refugio. Estuvo allí unos meses y nisiquiera quiso levantar las cosas que se caían al suelo, como se caen las hojas que le pertenecen al otoño, cansadas de aferrarse clorofílicamente al sistema enorme que siempre crece, que le da sustento. Esas hojas que le pertececen al otoño y que caen en una vereda en la que nadie pasa poruqe apenas está amaneciendo y todos o casi todos están retosando.
La muchachita en ese tiempo de ausencia, jamás se calzó y lo que no sabía era que entre los pliegues de las cosas estancadas se escondía algo más grande que la suciedad. Era la suciedad y era la universalidad brillante e invisible. Era dios el que se acurrucaba, el que soplaba el aire que existía en esa habitación, el que permaecía oculto a sabiendas de que la muchachita no iba a mover sus pies esperando encontrarlo.
Tantos años de dudas y de asperesas de la historia en la punta de su cama, y ella mirándose las curtiembres de su pie sucio sin siquiera pretender la sospecha de algo. Y dios se quedaba allí, cómodo. Era un buen lugar para esconderse de los demás, de los itneresados. No quería sacarle el sentido a nada, darle sentido a la nada. Si se comprobaba su existir su ambicioso proyecto se desinflaría arrugado como un globo viejo al sol, estancado en la canaleta de algún tejado.
Alguna vez la muchachita se quedó como hipnotizada, mirando el suelo y las paredes repletas de cosas, bebiendo ella un vaso de leche fría, pensando en qué era todo eso, en qué sentimientos místicos experimentaba cuando descrubría en esas pequeñas cosas la grandeza de algo más, sin nombre, como la glorieta blanca en la que se reuinían las desiciones filosas de su vida. Pero aún así, aún presintiendo cosas, no investigó jamás qué sucedía en los rincones ocultos de su casa. Y dios la miraba, completa, y quizás pudo haberse enamorado de esa creación involuntariamente cómplice. Pero también es posible que dios no se enamorara ni se confundiera, pero al final de cuentas estaba mezclado con el polvo en las canaletas de un pequeño departamento en un barrio de mala muerte en el hemisferio norte. Es algo más cercano de lo que nadie se imagina.
Cuando era de noche algo se encendía, como si todo el plancton verde se enrollara ahí. Y dios la volvía a mirar, esta vez dormir, y miraba todas las cosas, todos los mecanismos y las guerras, pero sobre todo la miraba dormir.
Una noche el resplandor se reflejó en los párpados de la muchachita que dormía con la ventana y las sábanas abiertas de par en par. El destello la hizo soñar con tanta claridad que se despertó llorando y no pudo dejar de hacerlo por varios días. Dios empezó a temer, porque la muchachita que antes era quieta y duvitativa, blanda como la neblina, estaba inquieta y cerraba los ojos por demás.
Decidió irse de ahí.Ella, no dios. Sentía el olor intenso que emanaba el plancton divino. Sentirlo no es asunto para cualquiera, y mucho menos si no se está dispuesto, si no se quiere ni se pretende.
Decidió irse de allí, dejar sus cosas amontonadas y sucias como estaban, irse de allí para siempre,sin tocar nada, dejando del otro lado de la puerta y con los inquilinos que siguiesen al dios arrugado y fluorecente aunque no sabía que eso era él.

No hay comentarios:

Datos personales

Mi foto
me gusta mucho el chocolate, desperezarme, estornudar, odio la batata, me marean los videos caseros, me gusta cerrar los ojos, me gusta la villavicencio más que las otras aguas minerales, el olor a humedad,la luz de los veladores, las manos , me gusta marihuana, me gustas tu,las manos huesudas, yollotl, las hilachas, la cuadra con sol, mi dedo pochi,desperezarme denuevo, el principio de las canciones, el ruido de las chicharras, el del afilador, los escalosfríos, yollotl, el corazón del alcaucil, nosotros juntos, el hilo, leer, las cinco de la tarde, me gusta desayunar, merendar, almorzar, no me gusta el frio, me gusta cenar, no me gusta no soñar,