Quiero enjuagarme la cara con el agua blanca que sale de tu voz.
no perder de vista el cielo. El mismo tuyo. El mismo nuestro. no perder de vista la inmensidad del mundo sabiendo que lo único que necesito para no enterrarme completa en la tierra no está lejos. No está inmerso en lo profundo y remoto. Sentir que tu jadeo me está cicatrizando las manchas oscuras de la piel. Que no necesito ver el mar para nadar en él. Que no necesito hundir los pies en la arena para sentirme cómoda en el aire.
Que sentimos. Que rozamos nuestros dedos arriba de los ojos. Que vos y yo. Que yo te rozo. Que vos lo haces… Sentir que solo quiero sentirte dentro. Sentirme dentro. Cercanos. Mismos. Perdidos y entonces encontrarnos. Que compartimos el mismo cuerpo. Encerrados en una misma piel. Nuestra morena piel. Los tejidos se entretejen, enredan y funden.
Ahogarme en una palabra. La tuya. Mi silencio. La misma.
y es que así siento que puedo saciar esta impotencia. Esta incapacidad de nada más que traspasar. Esto que recorre, que extasía la sangre.
Lo sin nombre. Lo que se completa y llena con la ausencia. Con la ausencia de nombre.
Es eso. Es esto. No es nada más.
Demasiado para uno. Repleta. Colma. Colapsa y revalsa incoloro por la piel. Con eso, tuyo y mio, me quiero enjuagar la cara.