domingo, 16 de agosto de 2009

pensamientos en un día en el que soy más grande que en los otros días. hoy.

Es extraño. el momento en el que uno se da cuenta que el tiempo pasa, que el tiempo le pasa a uno, es repentino y explosivo. no sé si el tiempo pasa en el mundo, en cualquier parte del mundo de igual manera, de igual manera para todas las personas. pienso que puede haber algún escenario en el que el tiempo esté detenido y no suene ni el silencio. pienso que si uno no entiende que el tiempo pasa, eso no pasa. no hay tiempo; solamente es el espacio el que transcurre. pienso que quizás alguien alguna vez lo entendió y lo disfrazó de ley, y le regaló al mundo un esquema en el cual sostenerse, por el cual caminar calculando. esa persona puede haber sido consciente del tamaño de su ingenio y planeó las cosas para que la gente se desesperara y autorizara a sus prioridades feroces a apoderarse de sus vidas. o puede también, que esta persona haya sido terriblemente fresca y entendió que se nos regaló un espacio en el tiempo para que lo aprovechemos en comer chocolates, en trabajar para liberar al alma, y que esas medidas podían servir para que uno pudiera ver lo extraordinario del viento y los otros seres, y cómo uno se va transformando, va haciendo su fotosíntesis y va escalando sobre uno mismo.
hace años que pasó esto. probablemente todavía no existía la lengua.
lo más extraño de todo es que uno vive acostumbrado a esa ley, vive como envuelto, envainado en esta idea, transpira por eso, y se alegra por lo mismo. pero por lo general uno no se sorprende del paso de su propio tiempo hasta algún momento específico, clave, en el que la propia imagen le grita a uno una nueva arruga o una cara más afinada. los recuerdos cada vez parecen más fríos y más extraviados. o puede pasar que uno se de cuenta del propio paso del tiempo cuando escucha a su voz interior con una vos más grave, más seria o más profunda. esto puede no pasar, claro está. pero lo que es seguro es que algo cambia a manera de tsunami, golpea y destruye las puertas que durante toda nuestra vida, interminable, hicimos con los ojos inconscientes.
me miro en el espejo, tengo casi veinte años, el doble que hace diez , cuando todavía me encantaba ser parte de historias de plástico, en un mundo infinito y pequeñísimo adentro del mundo real, que para ese entonces tenía otro aspecto. no sé si era más lindo, no me atrevo a decir eso. sí era distinto, tenía gusto a galletitas de chocolate con dulce de leche. pero aunque no conocía el mundo me sentía libre, elegía dentro de lo que para mi era el mundo. y lo mismo pasa ahora, uno entiende las cosas que conoce. lo que no conoce, quizás no exista. esa es una de las cosas que me cuestiono, pero es un cliché, todos nos cuestionamos si la realidad es real.
me acuerdo que de chiquita pensaba que nada era real más que yo y que las cosas no se movían en cuanto yo no las mirara, estaban a mi disposición, como un cómodo teatro sin guión ni director.

siempre fui rocío, siempre tuve mis mismos ojos, mi lengua, las manos ásperas, mis rodillas ( aunque no mi pelo y mis dientes). pero de repente me intriga mirarme en el espejo y pensar que soy esa misma que soy, esa que fui hace años, durante toda mi vida. cómo puede ser que la chiquita que las fotos me recuerdan sea yo? esto también supongo que es un cliché, a todos nos sorprende vernos en una foto a los cuatro años. pero yo siento que esa pequeña todavía soy yo, que lo que soy ahora es lo raro, es a lo que me tengo que adaptar y conocer. siento que así va a ser toda mi existencia. también debe ser porque toda mi vida fui una niña, pero lo que creo es que uno no es totalmente consciente, consciente a fondo de las erosiones del tiempo. sí es fácil reconocer esto en otra persona, y más cuando es un reencuentro. lo cotidiano nos acostumbra. nos acosumbramos a lo cotidiano; el humano se acostumbra a todo y muchas veces no es capaz de apreciar esta metamorfosis inevitable, hermosa.
me gustaría, en el final de mi tiempo, acelerar el tiempo de esta pelicula ya vivida, apurarlo y verme, desde lejos, como una flor que se abre, se abre y se va mostrando, brilla en su máxima belleza virgen recibiendo el sol, el agua, el mundo y luego chorrean sus pétalos por el peso del néctar de la experiencia sensible, se desprendan, vuelan, y se hacenn parte de la tierra( denuevo) envejezce todavía feliz y finalmente, es su presente desaparición. todo claro y emotivo, en HD.
es un buen momento. yo confiaba en que esta claridad viniera acompañada de melancolía y quizás un poco de desesperación: es inevitable. esos momentos inocentes son irrecuperables como este mismo momento diáfano. pero está bien y me alegra haberlo podido entender como genuina naturaleza, como lo máximo de la pureza, casi lo único que no puedo controlar y que, casualmente, existe para todos por igual, nos une a todos los entes de cualquier era. quiero aprovecharlo, exprimirlo y besarlo, y no intentar simplemente ser grande, traspasar mi propio tiempo, si no flotar en él sonriendo al cielo, y que el río en el que estoy me lleve a donde me guste.

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me gusta mucho el chocolate, desperezarme, estornudar, odio la batata, me marean los videos caseros, me gusta cerrar los ojos, me gusta la villavicencio más que las otras aguas minerales, el olor a humedad,la luz de los veladores, las manos , me gusta marihuana, me gustas tu,las manos huesudas, yollotl, las hilachas, la cuadra con sol, mi dedo pochi,desperezarme denuevo, el principio de las canciones, el ruido de las chicharras, el del afilador, los escalosfríos, yollotl, el corazón del alcaucil, nosotros juntos, el hilo, leer, las cinco de la tarde, me gusta desayunar, merendar, almorzar, no me gusta el frio, me gusta cenar, no me gusta no soñar,