lo que no se puede permitir es que lo traten así a uno. uno llega y se pasa horas erecto en el asiento esperando al licenciado que está almorzando. se conoce gente en la sala de espera, eso no se puede negar, son de todas las razas y eso que yo no soy racista, pero son de todos los colores jaja. ah, disculpá no sabía que vos tenias un hermano chino...
bueno eso no importa, a lo que iba era que el permiso de reglamentación excepcional expedido por la secretaría de no sé qué cierra los días domingos, y tal es el caso personal que... adiviná. no, dele, adivine usted. bueno está bien se lo digo, yo fui un día domingo; y como era de esperarse, estaba completamente cerrado, de pies a cabeza. de par en par.
y entonces qué hice? usted no lo va a poder creer, como yo no pude creer en ese momento la sensatez de mi cabeza: le dije al portero que me diera su número de teléfono.
el asunto es que después de rogarle como un perro sarnoso y raquítico del hambre, me dio su telégrafo. chocha yo, imaginate, ya me había dado su teléfono.
estem, entonces llego a mi casa, por ahí lejísimos, y me duermo una siesta. fue en ese momento , justo antes de quedarme dormida, que se me ocurrió pensar todo esto de las instituciones, esto que te decía hace un rato. y yo pensaba y pensaba en las jerarquías, en los horarios de trabajo, en el lonch y así, y bueno ahí fue que saqué esa excelente conclusión del mercado artesanal.
como tenía miedo de olvidarme esas ideas iluminadas, que de seguro los que andan ahí fumando mariguana no tienen, las subí a mi blog y varios me postearon algo.
pero volviendo al tema principal cuando me desperté lo llamé. cómo a quién? al portero. y cuando me atendió estaba temblando yo, me hacía pis, estaba bien nerviosa. entonces me atiende y me dice hola? y en ese momento.. adivine qué pasÓ? dele, carajo, adivine!.. no.
como me di cuenta que el número que me había pasado era de su telégrafo y yo lo estaba llamando desde mi teléfono se colgó la conversación.
bueno eso no importa, a lo que iba era que el permiso de reglamentación excepcional expedido por la secretaría de no sé qué cierra los días domingos, y tal es el caso personal que... adiviná. no, dele, adivine usted. bueno está bien se lo digo, yo fui un día domingo; y como era de esperarse, estaba completamente cerrado, de pies a cabeza. de par en par.
y entonces qué hice? usted no lo va a poder creer, como yo no pude creer en ese momento la sensatez de mi cabeza: le dije al portero que me diera su número de teléfono.
el asunto es que después de rogarle como un perro sarnoso y raquítico del hambre, me dio su telégrafo. chocha yo, imaginate, ya me había dado su teléfono.
estem, entonces llego a mi casa, por ahí lejísimos, y me duermo una siesta. fue en ese momento , justo antes de quedarme dormida, que se me ocurrió pensar todo esto de las instituciones, esto que te decía hace un rato. y yo pensaba y pensaba en las jerarquías, en los horarios de trabajo, en el lonch y así, y bueno ahí fue que saqué esa excelente conclusión del mercado artesanal.
como tenía miedo de olvidarme esas ideas iluminadas, que de seguro los que andan ahí fumando mariguana no tienen, las subí a mi blog y varios me postearon algo.
pero volviendo al tema principal cuando me desperté lo llamé. cómo a quién? al portero. y cuando me atendió estaba temblando yo, me hacía pis, estaba bien nerviosa. entonces me atiende y me dice hola? y en ese momento.. adivine qué pasÓ? dele, carajo, adivine!.. no.
como me di cuenta que el número que me había pasado era de su telégrafo y yo lo estaba llamando desde mi teléfono se colgó la conversación.
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