no conocìa la casa. la primera impresiòn que me dejò cuando entrè no fue la misma que la del dìa siguiente y los otros dìas. uno va encontrando nuevas cosas y los ambientes se disponen un poco màs inclinados o màs erectos, el sol tiene horarios màs exactos y las imperfecciones de la pared van tomando la forma de algùn dibujo renacentista. como sea, entrè con mis maletas a una casa que fue distinta una vez que me instalé.
y una de las cosas que se apareciò despuès del primer dìa fue un potus.
entrè y andaba cerca, tan cercaque no lo vi. no lo vi porque tambien es muy difìcil ver todas las cosas que hay, se van distinguiendo de a poco cuando uno se interesa en los rincones un poco màs a fondo. como sea, el caso es que no lo vi.
recièn cuando la oscuridad del dìa empezaba a ser parte de la casa entendì que habìa alguien màs. mi tutora cocinaba mucha comida para ser solo dos. cocinaba las cosas al escabeche y al natural, con pimpienta y sin chile, sin sal.
en la mesa tres lugares se disponìan triangularmente bajo una làmpara como sombrerito chino. tres lugares intimidantes.
supuse que una de sus amigas cotorras vendrìa a compartir penas matrimoniales entre bocado y bocado, y mientras las materias primas se transformaban en sencillos platos deliciosos, yo esperaba el grito del timbre que anunciara a la vicita.
pero la comida llegò antes que la visita. de hecho la visita jamàs llegò.
espectante me sentè en el que serìa para siempre mi lugar y esperè algùn tipo de explicaciòn o alguna aparición o algùn otro indicio de que mi tutora habìa enloquecido brevemente.
casi mecànicamente cortè carnes y las pinchè con verdes en la misma tanda del tenedor. me habìa olvidado de la presente ausencia. màs que haberme olvidado mi inconciente encontrò algo normal en aquello y prosiguiò con lo que el estòmago indicó furioso.
el caso es que mi tutora no habìa enloquecido (aparentemente) y los radares de mi inconciente todavìa andaban bien a pesar del cambio de horario. habìa alguien sentado en el lugar incògnito. còmo podìa ser si nadie habìa entrado en la casa despuès que yo?. quièn estaba ahì sentado?
sin girar obivamente la cabeza traslade mis pupilas hasta el oriente de la rendija de mis ojos, y fuera de foco ahì estaba, un manchòn verde, conun peinado estrambòtico( parecido al de bob patiño). simulando querer el agua que estaba por esos pagos posè mis ojos sobre aquèl, el potus a la cabecera.
esa idea me desconcertò de tal manera que preferì no escuchar ninguna respuesta que me confundiera màs aùn, asique agradecì a mi tutora por la deliciosa cena y me disfracè de cama.
y asì los dìas siguieron su andadura, flotando entre influenza y smog, entre pàginas de fòrmulas conocidas y olvidadas, saltando entre tazas de cafè frìas, tostadas con queso blanco y cenas con el exòtico acompañante.
pero mi madre me enviò muy educada, asique aceptè sin cuestiones aquella idea pirada del potus a la mesa sin ningùn intervalo de risa. me resultaba aùn màs perturbador elevar al cuadrado las actividades domèsticas acordes a este evento inentendible para mi. como si lo anormal fuese no cocinar ni comer con un pòtus a la mesa, JA! lo peor del asunto reside en las preguntas que mi tutora le hacìa al compañero y que el mismo, casualmente, no respondìa.
en el sanduich de meses que me tocò vivir en aquella casa cada uno de esos delirios se hacìan màs grandes para mi y terminaban llenando mi habitaciòn y mis apuntes de geogfrafìa de signos pesados de preguntas. signos verdes, con forma de potus.
y como bien educada ya dije que estoy, esos signos asì quedaron: como signos simplemente. hasta que ya no me dejaron hacer otra cosa de mi vida que ocuparme de aquellas ecuaciones.
un jueves decidì terminar con esse asunto.
cuando la tutora no estaba dentro de mi campo visual me escurrì hasta donde el sujeto natural dormìa ( o quièn sabe, quizàs meditaba o tenìa buenas ideas acerca de alguna revolucion, o componìa mentalmente alguna òpera). lo tomè por su vestimenta de barro y fui hasta la terraza del edificio. le pedì perdòn ( siempre, siempre estoy bien educada) y lo dejè caer. pero entendì que ese acto habìa sido producto de la locura, que no era hombre, que no podía morir asì una planta, no tiene vèrtebras, no se rompe. me reì de mi, me reì de lo bien que me habìa sentido, de todos modos. asique me deslicè denuevo a su lado ( sentì su miedo, su adrenalina ante mi ser adverso) y lo trasladè a un balde lo bastante amplio como para que todo su cuerpecito quedara sumergido. ahì lo dejè unos cuàntos dìas. el tiempo sobrado como para que sus hojas, su raìz y su corazòn se ahogaran.
martes, 12 de mayo de 2009
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- Rosario tijeras
- me gusta mucho el chocolate, desperezarme, estornudar, odio la batata, me marean los videos caseros, me gusta cerrar los ojos, me gusta la villavicencio más que las otras aguas minerales, el olor a humedad,la luz de los veladores, las manos , me gusta marihuana, me gustas tu,las manos huesudas, yollotl, las hilachas, la cuadra con sol, mi dedo pochi,desperezarme denuevo, el principio de las canciones, el ruido de las chicharras, el del afilador, los escalosfríos, yollotl, el corazón del alcaucil, nosotros juntos, el hilo, leer, las cinco de la tarde, me gusta desayunar, merendar, almorzar, no me gusta el frio, me gusta cenar, no me gusta no soñar,
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